Pese a ofrecérsenos buena parte de sus recuerdos –antes, durante y después de los Beatles– no son estas unas memorias al uso, toda vez que estas evocaciones llegan a través de la transcripción de sus conversaciones con Derek Taylor, el que fuera plenipotenciario jefe de prensa de los Beatles y negro de las memorias de Brian Epstein –así como del propio Harrison cuando a este se le compró su firma para prestigiar la columna semanal del Daily Express sobre las andanzas de los Beatles–. Pero donde emerge el relato autobiográfico sin interferencia alguna, y de su puño y letra, es sorprendentemente en las acotaciones del propio artista a sus canciones, a modo de presentación –y a calzón quitado–. Además de los manuscritos de las letras y otras curiosidades, exhuma una amplia selección de fotografías del archivo familiar y el de Harrisongs acompañadas, a su vez, por deliberadamente extravagantes y algo lisérgicos epígrafes («el autor disfrutando de un sándwich de queso con unos amigos» acompaña a una imagen de Harrison al sitar). Este volumen es un tesoro de inestimable valor para los adoradores de los Beatles, pero para el fan converso –de reciente cuño–, es muy probable que Harrison siga siendo tan admirable e inescrutable como siempre.
Esta web participa en los Programas de Afiliados de Amazon EU y Casa del Libro.