Queen ha estado y dejado de estar de moda, pero esa música- y los cuatro hombres que la hicieronsigueiendo tan deslumbrante e innovadora como siempre. Eran, todo a un tiempo, virtuosos, conformistas, artistas y visionarios.ara un niño de nueve años que está escuchando por primera vez un disco de su padre de grandesxitos de Queen en un Hitachi estéreo- el más moderno en 1981-, era como atravesar el umbral haciatro mundo. Para mis inexpertos oídos, aquello no era como el pop de plástico que atestaba las listas dea época; había heavy rock del tamaño de un estadio y baladas delicadas, funk que te hacía chasquearos dedos y góspel como un rascacielos. Y luego estaba esa explosión operística de locura que sonabaomo si hubiera caído un rayo desde… bueno, Dios sabe desde dónde. No es que mi diminuta mente deueve años supiese cómo describir algo de aquello, pero sabía que era único, especial.
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